El presidente electo recogerá por todo México las aportaciones de las víctimas para poner fin a la violencia
CIUDAD JUÁREZ, CHIHUAHUA, 8 AGOSTO, 2018.- El plan con el que el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, pretende “pacificar” el país y sacarlo de su etapa más sangrienta desde la Revolución arrancó este martes en Ciudad Juárez (Chihuahua), en la frontera con Estados Unidos. Dentro de tres meses habrá un plan que tratará frenar la violencia. Sin embargo, el político se dio cuenta de lo difícil que será sanar las heridas mexicanas. “Estoy a favor del perdón”, dijo Obrador al arranque del foro. Los familiares de las víctimas de desaparecidos rechazaron con gritos y protestas su proyecto de perdón.
A las puertas del recinto, las víctimas pusieron en entredicho el novedoso modelo y la frase dicha por López Obrador. Decenas de familias respondieron a gritos desde el exterior del teatro de la Universidad de Ciudad Juárez: “Ni perdón ni olvido” y “fuera el Ejército de Juárez”, un asunto sobre el que el futuro gobierno no quiere ni oír hablar.
El foro arrancó con una frase que pretende devolver a las víctimas al centro del debate. “Por favor, quienes ocupan las primeras filas que se levanten y dejen el lugar a las víctimas de asesinatos y desapariciones”, exigió el futuro secretario de Seguridad Público, Alfonso Durazo a las personalidades que ocupaban los primeros lugares del teatro. El inicio del foro pone en marcha un proceso que recorrerá el país recogiendo ideas para poner fin a los 80 muertos diarios que deja la guerra entre y contra los cárteles de la droga. Durazo dijo que los afectados por la violencia serán los primeros en beneficiarse con la política de “pacificación” que pretende frenar la época más sangrienta del país con más de 200.000 asesinados y 35.000 desaparecidos en la última década. Un panorama que la futura secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, definió como de “emergencia nacional” y “el peor escenario del México reciente ante el que muchos viven ajenos”.
El plan por la pacificación y a reconciliación nacional recorrerá 20 ciudades en los próximos tres meses, antes de la toma de posesión de López Obrador el 1 de diciembre. Las mesas, a las que está convocada la “sociedad en su conjunto” están divididas en cinco áreas temáticas: víctimas y garantías de no repetición, seguridad, migración, prevención y reconstrucción de paz. México aplica el modelo de pacificación de Colombia, y habla de “reconciliación nacional”, lo que provee de dimensión política al crimen organizado que, a diferencia de las FARC, jamás lo ha tenido ni buscado.
Presidiendo el acto, López Obrador presumió de cumplir sus promesas de campaña al “recoger sus propuestas para crear un modelo consensuado en materia de seguridad”. El futuro presidente fue interrumpido por decenas de madres de niñas desaparecidas que llevaban fotografías de sus hijas en las manos. Las promesas económicas de Obrador de crear una zona libre de impuestos o bajar el precio del gas y el IVA en la frontera no fueron suficientes para acallar los gritos de una ciudad rota y dolida tras décadas de asesinatos e impunidad que ha recibido muchas promesas y pocos resultados.
López Obrador y sus principales ministros acudieron a Ciudad Juárez, un simbólico punto de arranque en su intento por lograr la “reconciliación nacional”. Igual que tras el levantamiento zapatista Vicente Fox (2000-2006) destinó a Chiapas más dinero que nunca en su historia, Felipe Calderón (2006-2012) encontró en Juárez una ciudad rota con miles de mujeres desaparecidas y la aparición de decenas de fosas en total impunidad.
En 2010, Ciudad Juárez era la ciudad más violenta del mundo con 253 homicidios por cada 100.000 habitantes. Calderón creó un ambicioso plan con proyectos sociales, educativos y policiales que tres años después había logrado reducir la violencia a 17 por cada 100.000 habitantes. Durante varios años Juárez se presentó al mundo como un modelo exitoso donde además de la coordinación policial había un importante proyecto educativo y social para sacar a los niños de las calles. Durante el sexenio de Peña Nieto (2012-2018) la ciudad se abandonó nuevamente y en los dos últimos años vive un repunte violento que coincide con la llegada de Javier Corral al Gobierno de Chihuahua. En las curvas de la violencia, la ciudad ha vuelto a tener 60 homicidios y solo este fin de semana se registraron 30 muertes en menos de 20 horas en una ciudad de un millón y medio de habitantes.
La novedad en esta ocasión es que no se trata de un plan específico para Juárez sino que será la estrategia para todo el país. El modelo oficial de seguridad sumará a las aportaciones de la sociedad civil un ambicioso paquete de planes sociales y becas para jóvenes con el que se pretende sacar de las calles a los más de 2’5 millones de jóvenes entre 18 y 29 años que ni estudian ni trabajan y que son la perfecta mano de obra para el crimen organizado.