Todo lo manejó Díaz Ordaz, dijo Echeverría a EL UNIVERSAL en 1998

La Plaza de las Tres Culturas de Ciudad de México, en el barrio de Tlatelolco, estaba repleta de estudiantes cuando comenzaron a sonar los disparos hoy hace 50 años. El Ejército reprimió un fuerte movimiento estudiantil.
EL UNIVERSAL publicó a doble plana el 21 de septiembre 1998, a 30 años de la matanza en Tlatelolco, una entrevista con el ex presidente de México, Luis Echeverría Álvarez, en donde sostuvo que él nada tuvo qué ver con el conflicto estudiantil.
La entrevista la realizó la reportera Irma Rosas Martínez y tuvo un llamado en portada como lo muestra la siguiente imagen:
En su casa de San Jerónimo -aquella que alguna vez fue la granja que atendiera María Esther, su esposa, junto con sus ocho hijos-, Echeverría accedió a conceder una entrevista a EL UNIVERSAL.
Esta casa editorial visitó tres veces al ex presidente para que hablara acerca del movimiento que marcó la historia del país.
Te presentamos aquí algunas de las respuestas más destacadas de Echeverría Álvarez sobre el hecho de hace 50 años:
P: ¿Qué opinión tiene de él (Díaz Ordaz) siendo secretario de Gobernación?
– Muy enérgico. Era buen abogado, muy honesto en lo económico y siempre pensó que el derecho tenía su base, por un lado, en la Constitución y en la ley, y por el otro lado, en la fuerza que la norma jurídica debe tener para imponerse. Es un rasgo psicológico. Cuando se escriba una biografía de él se va a llegar a esa conclusión.
P: Lo del 68, ¿no influyó? (en la elección de Echeverría como próximo Presidente)
– Pues me favoreció a mí porque yo no intervine en nada. Eso fue, lo manejó todo el presidente, todo, lo político y lo militar, con el secretario de la Defensa. Yo hice una vez declaraciones para el diálogo público y hasta ahí. No me perjudicó en nada.
P: Pero a usted como secretario de Gobernación ¿no le habían encargado encarar esta parte del problema, la negociación?
– No, no, no. Todo lo manejó el presidente. Todo lo manejó el presidente. Todo, todo. No hubo negociación. Cuando había “borlote” los dejaba y luego mandaba al Ejército.
P: ¿No hubo acercamientos de la Secretaría de Gobernación con los estudiantes para llegar a un diálogo?
– Nunca, ni contacto. Unas declaraciones mías, que yo ni recordaba y he visto ahora que están recordando cosas del 68 algunos periódicos, ¿no?
P: Hay textos que recogen llamadas telefónicas suyas a los muchachos para establecer el diálogo.
– Hay una, una llamada mía quizá para una plática para el diálogo, que no tuvo ninguna trascendencia. No fueron, y yo no insistí seguramente. Y unas declaraciones públicas. La llamada probablemente (fue) algún contacto para platicar, a ver si había diálogo, pero no, ojalá lo hubieran tenido.
-El Batallón Olimpia se formó en la Defensa Nacional, con gente de distintas corporaciones militares, originalmente para mantener el orden, evitar desórdenes en los Juego Olímpicos.
-Y luego en Tlatelolco. Sí, lo mandaron a Tlatelolco.
P: ¿Quién lo mandó?
– El Presidente. El jefe del Ejército es el Presidente. El jefe del Ejército es el Presidente, nadie influye, ni el secretario de la Defensa, nadie influye más, no podría ser. De acuerdo con la ley orgánica del Ejército, el presidente es el comandante supremo. El Ejército y el Estado Mayor tienen fervor por el Presidente, de su jefe.
P: ¿El secretario de Gobernación no puede transmitir instrucciones?
– No, al Ejército no, Está el secretario de la Defensa.
P: ¿Y al secretario de la Defensa?
– El Presidente, de acuerdo con la ley, es el comandante supremo. El comandante general es el secretario de la Defensa o el secretario de Marina, y son celosísimos de eso, del respeto a la jerarquía. Eso fue lo que pasó, por eso salí candidato. No tuve ninguna intervención.
P: ¿Qué era lo que sabía la Secretaría de Gobernación acerca del movimiento de los estudiantes?
– Todo, todo. Todo imprevisto además, todo, porque fue un pleito de estudiantes de una escuela vocacional y una escuela preparatoria particular. Hubo pedriza, intervinieron los granaderos y se portaron salvajemente.
P: ¿Usted conocía de antes algunos de los dirigentes del movimiento?
– Bueno, yo conocía a alguno, a uno de ellos, que se ha destacado mucho. Álvarez Garín, porque yo era amigo de sus papás, un señor Raúl Álvarez y su esposa Manola Garín, de origen español. José Rogelio Álvarez, escritor y académico, muy amigos míos de los dos desde mucho tiempo antes. ¿Quién más de los que figuraban? No, nunca tuve posibilidad de contacto, mi paso por la Universidad fue muy anterior.
– ¿La Secretaría de Gobernación no tuvo agentes infiltrados en el movimiento?
P: Siempre. Siempre había observadores y los habrá, infiltrados no (sonríe), pues iban a los mítines a ver qué pasaba. Siempre eran parte de sus responsabilidades. Pero también los hay de otras dependencias. Y todo para darle información al Presidente de la República, que es el jefe de la política.
P: ¿Por qué si el secretario de Gobernación era el encargado de los asuntos internos del país, el presidente se hizo cargo de ese movimiento?
– Por psicología, por la urgencia de los Juegos Olímpicos, por sus antecedentes en Gobernación como oficial mayor y secretario. Quizá por reconocer que no tenía yo la suficiente experiencia, porque él había estado muchos años en Gobernación. Y afortunadamente así fue.
P: ¿Qué pasó en este 2 de octubre, a lo largo del día?
– El 2 de octubre…
P: El presidente no estaba en la ciudad…
– Sí estaba. No estaba en los primeros días cuando los incidentes de julio, pero el día 2 sí estaba.

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