POLÍTICO Y ESCRITOR: Fallece Primitivo Alonso Alcocer a los 76 años de edad en Chetumal


*Visionario defensor de Quintana Roo

*Su influencia se extendió más allá de la esfera política. Dejando un legado en forma de poesía y obras literarias.

Redacción/PDC

CHETUMAL, 11 de agosto, 2023.- El político y escritor Primitivo Alonso Alcocer murió en la ciudad de Chetumal este jueves 10 de agosto a la edad de 76 años.

Primitivo Alonso Alcocer nació en el año de 1947 en la ciudad de Chetumal en la época cuando Quintana Roo era aún territorio federal, entre sus más destacados cargos políticos está el de presidente de la Gran Comisión del Congreso del Estado así como también presidente del Partido Revolucionario Institucional entre otros muchos otros cargos que desempeñó como funcionario público.

Te puede interesar: “DOCTOR MANUELITO”: Muere a los 81 años Manuel Azueta Villanueva

Todavía en abril de este año, Primitivo Alonso posteo en su página de Facebook lo siguiente:

“Un año más que transíto por la peligrosa carretera de la vida. Ofrezco con humildad mi gratitud al CREADOR por haberme permitido hacer este recorrido con más alegrías que sinsabores. Y sobre todo, que siga conservando tanto familiares como amigos (personales y de Facebook) a quienes vuelvo a reiterar mi saludo fraterno y afectuoso donde quiera que se encuentren”.

Como escritor, Primitivo Alonso escribió varios libros entre los que destacan “Cuando Quintana Roo fue desmembrado“, obra con la cual daría un nuevo rumbo a su pasado reciente como poeta y declamador. Publicó también su primera novela histórico-imaginativa –antes había hecho dos libros de poemas-, y con ella saldó una cuenta que los quintanarroenses tenían por más de medio siglo, con aquella generación que luchó hasta recuperar la dignidad del territorio federal.

Del mismo corte novelesco e histórico, Alonso Alcocer hizo un nuevo aporte en 1993 a la cultura de la ciudad y del estado con la obra: La tierra disputada. En ella pueden leerse hechos prodigiosos de personajes reales, como fueron la extraña enfermedad de Rosendo Álvarez Marín, muerto tras beber una copa con vidrio molido que le dio una mujer despechada, y la vida de Rogelio Castán, aquel capataz chiclero, admirado y respetado en todos los hatos, que se forjó una leyenda al recolectar 99 quintales de resina en una temporada, cuando otros apenas alcanzaban 30 o poco más.

Un lustro más tarde, en enero de 2009 salió a la luz su tercera novela: El saldo de la tormenta y cuyo epicentro logístico-literario es la propia Chetumal. Su más reciente creación literaria fue “En nombre de la luz”, una sugestiva colección de doce textos impregnados de nostalgia, sentimiento y devoción por el Chetumal de ayer y de siempre.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *