“QUEREMOS REGRESAR”: Crónica de las marchas de la gente blanca que viven en una dictadura

Redacción/PDC

CIUDAD DE MÉXICO, domingo 13 de noviembre, 2022.- En la marcha de hoy en la capital del país y en otras 22 ciudades, uno debe tener claros ciertos conceptos. Por ejemplo, la democracia mexicana sólo existe si el INE existe; en México no tenemos un presidente, sino un dictador; Andrés Manuel López Obrador divide a la gente e insulta, pero quienes afirman esto le dice “el cacas”; y es imprescindible entender que a pesar de que la gente está en las calles gritándole al presidente cualquier tipo de insultos y nadie, absolutamente nadie les dice nada, no tenemos libertad de expresión.

Estos conceptos me quedaron claros durante la marcha cuando platiqué con una señora. Me comentó que AMLO nos estaba llevando a ser Venezuela y Cuba; que el país estaba muy mal; que la gente que seguía al mandatario o era ignorante o acarreada o que no decía nada porque estaba “comprada”; que el INE estaba en peligro y que Morena lo quiere desaparecer para instalar la dictadura; que AMLO no hace nada por nuestro país; y que la gente que salió a las calles a “defender al INE” es el “pueblo entero”.

Mientras la señora y yo platicamos, la gente, que marcha, grita “muera el cacas”, “muera el cacas”.

Qué blanca es la gente en México

La mayor parte de la gente que vino a esta manifestación es de piel blanca. Muchos son rubios. Y hay un tono muy singular en su hablar que, hace unos tiempos, se denominaba como “fresa”.

Vienen familias enteras. Por ejemplo, el papá, la mamá, el hijo joven y su pareja, la hija más joven y su pareja también. Todos blancos. Todos con ojos claros. Todos con ese tono singular que los hace muy identificables como de “clase alta”. De repente gritan “INE, INE, INE”.

Acá, en esta marcha, se respira distinción. No son iguales los que están aquí que la mayoría del pueblo mexicano. He ido a muchas marchas a lo largo de mi vida, y nunca había visto una marcha tan de gente blanca, tan de gente rubia, tan de gente tan desigual a la gente humilde.

Cuando se termina el mitin, la gente se divide: los más morenos de la marcha se van rumbo al zócalo, donde están las estaciones más cercanas del Metro; y los rubios, los blancos, los distinguidos, caminan hacia el Ángel, supongo que a donde estacionaron sus camionetas y autos de esos que valen como tres casas de interés social.

Un señor me dice que a México lo dividió AMLO: no la desigualdad, no las injusticias, no los años de explotación que unos pocos han hecho de los muchos. “No -me dice el señor muy seguro de sí mismo- a México lo dividió AMLO desde la mañanera”.

Marcha de mentiras

En la marcha, además de mucho odio al actual gobierno, hubo mucha desinformación. La gente realmente piensa que la reforma electoral que propuso Andrés Manuel López Obrador es el inicio de la dictadura. Y se sienten revolucionarios marchando para defender a institución que nadie, absolutamente nadie ha planteado desaparecer.

Muchos manifestantes afirman que AMLO nos está convirtiendo en Venezuela o en Cuba. Pero si uno les pregunta por qué es que nos está llevando hacia la situación de esos países, no saben qué responder. Y menos responden cuando uno les pregunta qué sucede en dichas naciones.

La gente que fue a la marcha siente que está muy consciente de lo que sucede en el país, y que defiende a México, pero queda claro que hay mucha desinformación.

Sí, fue una marcha de odio, y de tergiversación de lo que está en juego con la reforma electoral.

Que se muera, pero no me insultes

En esta marcha hay un problema con la imaginación para las consignas. Todos repiten: “A eso vine, a defender al INE”

De repente hay un cambio mínimo: “INE, INE, INE”. También hay quienes, en una sagacidad creativa, gritan: “No al dictador, no al dictador, no al dictador”. Y unos más, complementan: “Obrador, Obrador, es un pinche dictador”.

Y después el odio mezclado de violencia: “que se muera el cacas, que se muera el cacas, que se muera el cacas”. No que se vaya, sino que se muera. Pero claro, esos que gritan eso, después afirman que AMLO es quien los insulta, quien los divide, quien los amenaza.

Bostezos

Fernando Belauzarán nunca ha ganado una elección en toda su vida. En todas las que ha participado, ha perdido. Pero no importa, hoy es su día: funge como el maestro de ceremonias, o más bien como animador. Pide a la gente que grite consignas, dice que son miles de personas, que la marcha es gigantesca, que en todo el país casi todos los mexicanos están enojados con AMLO. Anuncia cifras que son estratosféricas incluso para los propios organizadores: “somos 200 mil marchando ahorita”.

Lo acompaña una mujer, pero ella casi no habla. Fernando le roba la palabra. Grita. Está emocionado. Quizás es que es uno de los momentos más brillantes que ha tenido su carrera política.

Manifestación en defensa del INE. Foto: Rodrigo González/Polemón

Después de los gritos y los buenos deseos de Belauzarán, viene José Woldenberg. Se anuncia como que será un discurso histórico, pero la verdad es que prácticamente nadie lo escucha. Habla con voz muy baja, y sus palabras se pierden. Mientras él habla, un padre de familia le pregunta a su prole: “Y ya que vinimos hasta acá, ¿qué hacemos ahora?”. Para ellos, acudir al centro de la ciudad es como una aventura.

El discurso de Pepe Woldenberg pasa desapercibido. La gente no se entera que ya dejó de hablar. Después viene otra vez Belauzarán, y anuncia que el acto ya se terminó (la mayoría no estaba enterado), pero que antes se debe cantar el himno nacional. Y se canta. Sin muchas ganas, pero se canta.

La gente comienza a irse. De los muchos que se van rumbo al zócalo, una familia vestida de rosa y con calcas de “el INE no se toca” camina por la Alameda. Una de las hijas adolescentes pregunta: “¿entonces esto es la Alameda?” El hermano contesta: “sí”.

La defensa de los privilegios

Queda claro que muchos de los que marcharon hoy lo hicieron por convicción: piensan realmente que AMLO está a punto de desaparecer al INE, y que si se aprueba, nos convertirá en una dictadura.

Eso es desinformación.

Otros marcharon porque los obligaron. Movilizó el PAN. Movilizó el PRI. Y Movilizó el PRD. Además, estuvieron muchos empresarios cercanos a Claudio X. González. Incluso fue la maestra Elba Esther Gordillo, y claro, su gente que aún tiene en el sindicato de trabajadores de la educación.

La marcha de hoy nos muestra el músculo de la oposición. Un músculo que no hubiera llenado el zócalo, pero sí moviliza. Lo hace a partir de mentiras. A partir de odio. Y a partir de acarreo.

Pero al final, la marcha nos muestra algo muy claramente: es la voz de un pequeño grupo que, durante años, se sintió dueño de México, y que hoy, desesperado, organiza esta manifestación para decir: “queremos regresar”.

 

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