- La pieza ‘Soy Cenote’, creada por la apneísta, busca compartir el encanto de espacios “especiales, sagrados” para mostrar que el agua es algo más que un recurso
Redacción/pdC
Fotos: Facebook Camila Jaber
PUERTO MORELOS, 26 de octubre del 2021.- “Soy flores que se convierten en jardines. Puedo ser una montaña bajo el agua, o un bosque (…) Soy necesario. Soy la fuente de vida de la selva que hay sobre mí”. La voz en off de Camila Jaber —que en 2020 logró el récord nacional en apnea sin aletas con una marca de 58 metros— describe durante poco más de dos minutos la belleza y fragilidad de varios de los miles de cenotes de la península de Yucatán y la Riviera Maya mientras bucea.
A sus 25 años, esta joven criada en Quintana Roo ha hecho de esta disciplina deportiva una forma de vida y de expresión artística para advertir de las amenazas a las que se enfrenta el medio acuático, que ahora la ha valido el primer premio en la segunda edición del certamen #CreateCOP26, por la pieza audiovisual I am Cenote (Soy Cenote).
Una distinción que está dotada con un premio de 10.000 dólares, unos 8.600 euros. “El arte se presenta como una manera de cuestionarnos cómo vivimos en el mundo”, reflexiona al otro lado del teléfono.
Despertar conciencias, introducir a jóvenes creadores en el circuito artístico y alertar sobre la emergencia climática son los principales objetivos del certamen impulsado por la agencia creativa Art Partner con apoyo de la Unesco.
Un galardón con convocatoria abierta a cualquier creador, entre los 14 y 30 años, que presente trabajos que creen conversaciones alrededor de la urgencia de la acción climática y que tiene lugar casi en paralelo a la Cumbre del Clima, que este año se celebrará en Glasgow a partir del 31 de octubre.
En el caso de los pozos naturales en los que bucea Jaber, las sustancias químicas y los fertilizantes constituyen los principales contaminantes, pero también la presión turística de la zona y la basura. Una degradación a la que ha asistido personalmente.
“Es un secreto a voces. Cenotes donde yo podía bucear y ahora te metes y te da una infección terrible porque están llenos de aguas residuales”, sostiene.
Por este motivo, su intención con el vídeo, grabado en 2019 y en el que luce un vestido mexicano bordado que le regaló su abuela, es compartir el encanto de estos lugares “especiales, sagrados”, pero sin que en la parte estética “se pierda el mensaje de que el agua es algo más que un recurso y debemos replantearnos nuestra relación con ella”.
“Si le damos prioridad, enfrentaremos el problema y evitaremos las consecuencias del estrés hídrico en el futuro”.
(Con información de El País)